El olivar andaluz constituye el mayor bosque ordenado por el ser humano. Un cultivo que marca la identidad cultural y paisajística de Andalucía, encrucijada entre el Mediterráneo y el Atlántico y puente entre Europa y África. Olivares únicos y a la vez diversos que se extienden sobre valles, campiñas, colinas y montañas creando trabajo, riqueza y cultura.

La candidatura Los paisajes del olivar en Andalucía, historia milenaria de un mar de olivos recoge un conjunto de zonas representativas del olivar, muestras de los espacios y elementos patrimoniales excepcionales vinculados a la agricultura tradicional del olivo, a su historia, cultura y evolución, así como a su valioso tejido social. Todas ellas forman un relato complementario, un paisaje cultural único formado por atributos comunes y el sólido tejido social de la relación entre sus habitantes y este patrimonio cultural.

  1. CAMPIÑAS DE JAÉN MAR DE OLIVOS CAMPIÑÉS
  2. SUBBÉTICA CORDOBESA REBORDES MONTAÑOSOS DEL MAR DE OLIVOS
  3. SIERRA MÁGINA OLIVAR EN TERRAZAS, PIEDRA SECA Y REGADÍOS HISTÓRICOS
  4. HACIENDA DE LA LAGUNA- ALTO GUADALQUIVIR HACIENDA DEL OLIVAR MODERNIZADO
  5. MONTORO Y ENTORNO PAISAJE DE TRADICIÓN OLIVARERA ILUSTRADA
  6. HACIENDAS DE SEVILLA Y CÁDIZ HACIENDAS OLIVARERAS PARA EL COMERCIO AMERICANO
  7. VALLE DE LECRÍN OLIVAR EN POLICULTIVO Y ALMAZARA DE HERENCIA MEDIEVAL
  8. SIERRA DE SEGURA OLIVARES CON TORRES-CORTIJO MEDIEVALES
  9. ASTIGI- BAJO GENIL ALFARES OLEARIOS PARA EL COMERCIO DE LA BÉTICA ROMANA
  10. PERIANA Y ÁLORA OLIVARES VETUSTOS MONUMENTALES

Con las zonas se hace un recorrido que se inicia en el mar de olivos, conformado desde el siglo XIX y representativo de su excepcionalidad paisajística ejemplarizado en las CAMPIÑAS DE JAÉN; siguiendo por los rebordes montañosos de ese mar de olivos, en la SUBBÉTICA CORDOBESA, para ir descubriendo etapas y manifestaciones culturales anteriores, como las sabias adaptaciones con bancales y regadíos, ocupando espacios montañosos y serranos (SIERRA MÁGINA); las explotaciones pioneras altamente productivas del olivar modernizado de principios del siglo XIX (HACIENDA DE LA LAGUNA-ALTO GUADALQUIVIR); la ocupación de las tierras baldías de Sierra Morena, en una estrategia de domesticación de espacios serranos efectuada ya desde época ilustrada (MONTORO Y ENTORNO). Etapas pasadas, igualmente florecientes para el olivar, en las haciendas monumentales del comercio americano, de los siglos XVII y XVIII, explotaciones que aún conservan su productividad y relevancia (HACIENDAS DE SEVILLA Y CÁDIZ); finalmente, completan esta continuidad histórica, paisajes relictos de época medieval y funcionalidad agronómica islámica (SIERRA DE SEGURA y VALLE DE LECRÍN); espacios vinculados a la industria alfarera de época romana (ASTIGI- BAJO GENIL), y parajes de olivares vetustos y monumentales (PERIANA Y ÁLORA), que muestran los primeros manejos del cultivo.

En datos agregados, la superficie de las zonas propuestas es de 98.583 hectáreas, distribuidas por 6 de las 8 provincias andaluzas, se localizan en 37 municipios y suman 29.051 habitantes. Las diferentes zonas de amortiguamiento representan 83.248 hectáreas en 31 municipios (en muchos casos coincidentes con los de sus respectivas zonas propuestas) y 121.798 habitantes. En conjunto, se extienden por 181.381 hectáreas y están habitados por 150.849 personas de 41 municipios.

Todos los ámbitos (a excepción de los alfares romanos) tienen en común su carácter de paisajes productivos y representan a ese olivar atado a un tejido social formado generalmente por pequeños agricultores apegados a su tierra, que continúan la olivicultura heredada, el denominado olivar tradicional de Andalucía —algo más de la tres cuartas partes del olivar andaluz—; con manejos y labores tradicionales que se han ido actualizando con prácticas más eficaces y también más sensibles al medio y a los recursos naturales. Olivares localizados a menudo en ámbitos serranos como en espacios de alto valor natural, con manejos genuinos y prácticas modélicas en terrenos accidentados, que ejemplifican la dificultad de su implantación (altas pendientes, bancales, etc…); donde se producen diversas variedades de aceitunas y aceites de máxima calidad; árboles centenarios y singulares que forman parte del entramado paisajístico olivarero y son también portadores de un patrimonio genético excepcional; en definitiva, paisajes que contribuyen a una comprensión más completa de la historia y la cultura del olivar andaluz. La delimitación de las zonas que integran el bien permite reconocer los elementos patrimoniales que constituyen los elementos representativos o componentes esenciales del paisaje cultural y los atributos del VUE en dichos ámbitos.