Esta zona representa la primera gran especialización olivarera de la Bética en época romana, y, en consecuencia, la importancia de la producción, exportación y comercio del aceite, que provocó una auténtica eclosión manufacturera en los márgenes de los ríos Genil y Guadalquivir, con la implantación de instalaciones de fabricación cerámica, envasado, almacenamiento y sistemas de transporte fluvial del producto.

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Expansión comercial del aceite de oliva por Occidente, según el trayecto recorrido por los envíos de ánforas Dressel 20. (M. Ponsich 1974). Alfar romano de Las Delicias, siglo III d. C. vista desde el sur. Foto: S. Mauné.
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MAPA Écija es un municipio sevillano asentado sobre el valle del río Genil, afluente principal de Guadalquivir al que se une poco después de atravesar su término, una vez que alcanza Palma del Río, en la vecina provincia de Córdoba. El caudal de este río es bastante regular debido a la localización de su cabecera en Sierra Nevada, que lo dota de un régimen pluvionival, por lo que su estiaje no es tan acusado como para secarlo completamente, a pesar de las elevadas temperaturas medias de sus veranos extraordinariamente largos, secos y calurosos. El paisaje del tramo inferior del río, apenas a 100 m s.n.m. está dominado por un relieve suave de campiñas cultivadas en su práctica totalidad, predominando en la actualidad la producción de cereales, si bien el olivar es el principal cultivo leñoso. El río está regulado por la existencia de varios embalses a lo largo de su cauce, pero gozó durante la Antigüedad de un caudal permanente con capacidad para asegurar la navegabilidad hasta el Guadalquivir y, por ello, fue vía fundamental para la salida de producciones excedentes hacia el puerto del Sevilla, desde donde se expedían hasta la capital del Imperio Romano y otras provincias del mismo: Britania, Germania, Galia, norte de África, etc. La arqueología ha documentado la abundante presencia en Roma de aceite procedente de la Bética en los primeros siglos del Imperio. Las inscripciones en cerca de 25 millones de ánforas, suficientes como para haber suministrado una media de 6 kg de aceite por persona y año, en el Monte Testaccio, así lo atestiguan. La mayoría de este aceite se destinaba a la annona imperial que se distribuía entre la plebe y el ejército romanos. Convertida en factoría aceitera, la Bética conoció una rápida mutación de cultivos y una desaforada construcción de infraestructuras necesarias para asegurar este comercio imperial.
Alfares en las riberas del Genil y Guadalquivir. Localización alfar romano en finca Las Delicias, Écija. S. García-Dils.

El patrimonio arqueológico olivarero de Écija es una muestra magnífica de esta especialización productora y exportadora de Andalucía en la Antigüedad. Y una forma muy interesante de acercarse a la romanización del territorio desde la importancia que tuvo la economía rural para su integración en las estructuras económicas, institucionales y culturales del Imperio.

Los asentamientos, la red viaria, las comunicaciones fluviales y el aceite fueron claves para entender cómo se ordenó el territorio bético en torno al Guadalquivir. La navegabilidad del Guadalquivir y el Genil para pequeñas embarcaciones explica que numerosos restos se hallen junto al río, y la progresiva colmatación de su valle, con la consecuente elevación de su nivel de base, que algunos hayan desaparecido o resulten inaccesibles. Es el caso de los hornos en Las Delicias, un exponente de la aparición de talleres alfareros de escala industrial surgidas en el olivar bético-romano para satisfacer las grandes necesidades estatales de envases para el transporte de aceite. Yacimiento arqueológico plenamente estudiado y documentado, que, una vez puesto en valor, permitirá explicar la importancia que la cultura del olivar y el aceite de oliva alcanzaron en la región en época romana.             

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Elementos representativos del VUE

Riberas del Genil y el Guadalquivir


En torno a las riberas del Genil y el Guadalquivir se han datado decenas de talleres para la fabricación de ánforas destinadas a contener el aceite que se exportó desde la Bética. El yacimiento de Las Delicias, situado a unos 4 km del recinto amurallado de la Astigi romana y unos 3 km de la Écija actual, es una de las más grandes fábricas alfareras que se han excavado y han sido objeto de una intervención arqueológica sistemática. Este alfar, según consta en algunas marcas de ánfora fechadas en la segunda mitad del siglo II d. C., fue conocido como figlina Scimniana, y estuvo en funcionamiento desde época de Tiberio y Claudio hasta la segunda mitad del siglo III d. C. El 85% de su producción se destinó a la fabricación de ánforas olearias. Su gran dimensión, largo período de funcionamiento, número y variedad de marcas y amplio conjunto de espacios de trabajo, permiten calificarlo como establecimiento de carácter industrial. Se han hallado restos de un horno, así como un edificio de 380 m2 de superficie, con espacios para manufactura y almacenamiento de ánforas, cimentado sobre cantos de río y con alzado de fragmentos cerámicos. Los materiales depositados en varias zonas de vertederos en sus inmediaciones, han aportado marcas de ánfora que señalan a los años 30-50 d.C. como primer momento de funcionamiento del alfar, y en otros sectores abarcan hasta el siglo III d.C. Alfar romano en finca Las Delicias   Restos cerámicos (superior) y muro del taller (inferior). Imágenes, S. García-Dils, campaña de 1997.

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